lunes, 29 de diciembre de 2014

historia de una planta florida

entré al océano caminando, salté las primeras olas, cerré los ojos, floté hondo, bien hondo, hasta deshacerme. ya no hubo límites, los peces ondularon todo mi cuerpo, la sal me inundó. fui a la vez orilla y horizonte.

me vi mar, me sentí fluir en todas direcciones. recuerdos, intuiciones, desplegándose y replegándose, dando brillos a la noche.

sentí elevarme, me había vuelto vapor verde en franco ascenso. a medida que me fui elevando advertí la dimensión de la masa en movimiento.

quise mirarme el ombligo y vi un manto negro de límites difusos, lleno de pecas azules. me había vuelto cielo.

entre el día y la noche mestizó mi alma. necesité drenar los momentos acumulados. caí en miles de clavados salados.

sentí penetrar la tierra y transformarme en ella en un mismo instante. los nutrientes, la fuerza centrípeta del planeta, el entramado de las raíces, la oscuridad, la humedad, las lombrices haciéndome cosquillas en toda la extensión...

de la máxima expansión fui tendiendo gradualmente a la máxima contracción. cuando fui del todo pequeñito me di cuenta que era ahora una semilla, que se estaba abriendo.

entonces, en el transcurso de los días, crecí nutriéndome de los ciclos. hoy ostento tres flores que perfuman un jardín.

hace semanas que no muto, no sé si volveré a hacerlo, hoy encuentro fundamento, en los colores que habilita la apertura de mi ser...