sábado, 31 de julio de 2010

El blogger que mató Liberty Valance

Hago fuerza en la sien, el índice casi se dobla. La piel se abre, como un submarino se mete el dedo, acomoda las ideas, acaricia la masilla y se retira manso. Voy a buscar una curita, tapo el agujero, me revuelvo los pelos, me miro al espejo: pego un par de giros, tiro un par de tiros, me hago llamar Juan Wayne para mis adentros. Suena el timbre, prriiim, ¿o son las espuelas de Liberty Valance? Da otro paso, pero esta vez como deslizándose. ¿Dónde estás Valance? No te pasés de vivo, digo. En silencio sale de atrás de los sillones del living. A cada paso un timbre. Me pregunta who made this, y señala un cuadro de mi vieja. My mother, le digo, y deslizo los dedos sobre el revolver. El asiente con la cabeza. What do you think about?, redoblo la apuesta. No responde, y se para mirándome de frente. Plano americano de él. Plano latinoamericano mío. Priiim, timbrazo, corte, plano detalle de las espuelas quietas de Valance. Plano medio de dieguito y el pel impacientes al portero eléctrico, ubicadas las cabezas donde las espuelas. Have to answer, le digo, y me voy a atender el portero sin darle la espalda. Hoooola, atiendo. Gatoopuuu, grita dieguito. Voooy, digo. Vuelvo al living. Veo detrás de Valance todo el plastificado marcado. The spurs, digo, y señalo con los ojos el piso. Un brillo sale de la esquina de la sonrisa. Respiro hondo, giro los hombros, flexiono las rodillas y voy con la derecha al revolver, al tiempo que el cuerpo se llena de calor, vibra, se aflojan las piernas. Caigo pesado, la cabeza rebota. Hay algunos colores y una confusión armada de muchas sensaciones chiquitas, mal mezcladas. No veo a Valance. Espero que los pibes lo agarren en la puerta. ¿Es ahora que tengo que ver la vida toda junta? Escucho espuelas timbrazos y antes de cerrar los ojos me doy cuenta: es el pel jugando desde la puerta de calle, componiendo la canción de mi muerte en 6 por 8.

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