lunes, 7 de marzo de 2011

entonces
me puse a mirar
los cielos de mi generación.

las nubes gruesas de pecho oscurísimo
y contorno difuminado superponiéndose
la una a la otra y la otra a la una alfa
y una alfa a la otra alfa y la otra alfa
a la una beta y así sucesivamente

incuantificables
son los cielos
de mi generación

profundos de agarrar
el suelo y sacarlo
y hacerte ver
con los cielos
que hay debajo
los otros los futuros
posibles cielos
en los que
vemos
en los
que hemos
de ver
un agujero
que dé lugar
a lo que hay atrás.

las nubes
no son todo
son un pequeño
pedazo o cacho
del arriba.

pasan unos pájaros
volando en vé,
y otros pájaros
volando en pé,
y cruzan los cielos
con picos
como locomotoras
y dos agujeritos
cada uno
por los que
eleva el aliento.

entonces
cerré los ojos
con la seguridad
de que los cielos
seguirían ahí
andando
y los pájaros
ahí pasando y
las nubes ahí
perturbando
a mi generación

que ha de esquivarlas
o encararlas
con
grandes
ventiladores,

podrán estar ahí
pero que a la larga
se tienen
que deshacer
y pasar a ser
ex nubes
de pecho
negro
ni dudas
tengo.

miré
alrededor
porque eso
es lo que no sé
si va a seguir
estando
espero
se modifiquen
el órden y la naturaleza
de los acontecimientos

porque sino
se va a salir
el pasto
en el que
me eché
hace un rato
a ver
qué pasaba
y lo que pasó
es evidente:

acostarse
en el suelo
invita a mirar
el cielo

como acostarse
en el cielo
ha de invitar
a mirar
el suelo
quizá no
quién sabe.

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