lunes, 18 de noviembre de 2013

soñé

se pensaron
mutuamente,

en el mismo
instante.

no
lo supieron
a ciencia cierta

pero
una sensación
los abordó:

un hormigueo
en la cabeza,

un temblequeo
en las rodillas.

él 
cerró
los ojos,
dijo:

"soñé

que te dejabas
acariciar,

que reías
de un chiste malo

que se me había
ocurrido

al pasar,

que habíamos
apostado

a
navegar
la intensidad,

 que habías
rezado
la unión,

que
el pasado
emergía

como un mar
que nos quería
llevar"


ella oyó 
un susurro
y las rodillas
le temblequearon
aún más...
abrió

los ojos,

la boca,

estiró
 
los músculos
de la cara,

se dejó
impregnar.

miró 
el cielo:

"soñé
también

con tu 
andar,

soñé

que 
me reías,

que 
me proponías
mirar

algo 
que no veía...

me hablabas
de experimentar
el amor eterno,

en cada instante
particular...

hablabas
de lo eterno

como 
una obsesión
singular...

yo te decía
que cómo,

que la naturaleza
de las cosas
es mutar,

que el tiempo
todo lo gobierna,

que lo inmutable
es muy lindo,

muy lindo
de imaginar,

pero 
que la experiencia
es otra cosa,

esboza
otro cantar...

y vos,

el vos 
de mis sueños,

el vos 
por mí imaginado,

el vos diseñado
por mi deformación
de la realidad,

se echó,
(te echaste)

a un costado...

sonrío,
(sonreíste)

cansado...

fue,
(fuiste)

a decir algo...

calló,
(callaste),

se puso,
(te pusiste)

a cantar

una canción
de despedida

que quería,
(que querías)

practicar."

él sintió
pronunciarse
el hormigueo

y

el susurrar...

 hicieron
silencio,

se oyeron
callar,


enseguidita
el cielo

se puso
llorar...

lloró
toda la noche

y

a la mañana

nomás

no había

una nube,

tenía

que
drenar...


el 
cielo

tenía

que 
drenar,

para poder
continuar

aconte
 siendo...
 

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