A: No sé, eh… preferiría saltear Tucumán.
B: Boludo, a Tucumán hay que ir sí o sí.
A: No tengo ganas, que sé yo.
B: Es que hay que ir… Yo fui el año pasado y no sabés lo que me pasó.
A: Contame.
B: Cuando llegué a la terminal, había, al menos, siete u ocho mujeres desnudas coreando mi nombre. Me llevaron en andas a un hotel de lujo en el que me hospedé cinco días sin pagar un peso. En el hotel conocí a Zidane, que había venido a Argentina por no sé qué carajo, y jugamos un fútbol tenis. Al sexto día me dispuse a seguir mi viaje. Lo único que hice fue comentárselo a una de las chicas que no tardo en venir acompañada para cargarme y llevarme de nuevo a la terminal. En Catamarca, Salta y Jujuy la estadía fue mucho más hostil.
A: ¿Te puedo hacer una pregunta?
B: Sí, dale.
A: ¿Me mentiste recién, no?
B: Sí…
A: ¿Conocés Tucumán, por lo menos?
B: Fui de chico con mis viejos.
A: No sé si tengo ganas de viajar con vos, che.
B: Entiendo…
B: Boludo, a Tucumán hay que ir sí o sí.
A: No tengo ganas, que sé yo.
B: Es que hay que ir… Yo fui el año pasado y no sabés lo que me pasó.
A: Contame.
B: Cuando llegué a la terminal, había, al menos, siete u ocho mujeres desnudas coreando mi nombre. Me llevaron en andas a un hotel de lujo en el que me hospedé cinco días sin pagar un peso. En el hotel conocí a Zidane, que había venido a Argentina por no sé qué carajo, y jugamos un fútbol tenis. Al sexto día me dispuse a seguir mi viaje. Lo único que hice fue comentárselo a una de las chicas que no tardo en venir acompañada para cargarme y llevarme de nuevo a la terminal. En Catamarca, Salta y Jujuy la estadía fue mucho más hostil.
A: ¿Te puedo hacer una pregunta?
B: Sí, dale.
A: ¿Me mentiste recién, no?
B: Sí…
A: ¿Conocés Tucumán, por lo menos?
B: Fui de chico con mis viejos.
A: No sé si tengo ganas de viajar con vos, che.
B: Entiendo…
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