martes, 13 de agosto de 2013

Simón:

mañana fresca y luminosa, el café con leche y un platillo que señala el ritmo de lo que va a venir. Es ésta la mañana en que iban a desbordarme las sensaciones y del desborde emergerían palabras, canciones. Es después de una noche en la que, en la oscuridad, todo se ha alineado, en el silencio, en la respiración. Es hoy, Simón... es que, tan pequeño, te descubrí, te vi nacer, te conocí, andante, siempre andante, vertiginoso, con cierta confianza excesiva en vos mismo, pero debo decirte, de una vez y para siempre, que yo siempre más confié, más confío, y, que la vida, Simoncito, siempre nos dijeron, podía ponerse más difícil de lo que creíamos. Siempre, nuestros hermanos, nuestros padres, nuestros abuelos, nuestros tíos abuelos, amigos de nuestros hermanos, amigos de nuestros padres, amigos de nuestros abuelos, amigos de nuestros tíos abuelos. (Por cierto, ¡qué álbum de figuritas el de nuestra familia... me basta decir Nora, Albérico, Rosa, para ver los matices y a la vez una esencia común que reside en el apellido Barbosa).

Me imagino una foto de María con Blanca, que no sé si existe, que no sé si está, en algún recuerdo fotográfico familiar. Me imagino esa foto. Veo toda la bondad aurática de nuestras abuelas maternas. (Siempre sentí cierto cariño particular por ellas, modelos eternos de Stella y Marilín).  Para ellas tampoco habrá sido fácil, tampoco habrá sido predecible, tampoco habrá sido calculable. Hechas de experiencia, con el andar calmo, nos han enseñado tanto, Simón.... pero... te decía: siempre confié en vos. En los momentos más difíciles de sortear, confié más y más y más aún en vos... como esos deportistas que frente a los máximos retos hallan una concentración extraordinaria, un equilibrio, una moderación, un latir parejo del corazón. Me acuerdo cuando naciste, me acuerdo esas tardes de fútbol, de pileta, de sol. Me acuerdo esas tardes verdes. El andar de la bicicleta, la manada juvenil... galletitas y yogurt. Me acuerdo que asomaste poniendo la picardía por delante. (¡Vaya si será efectiva esa picardía!¡Vaya si esa risa será persuasiva!). Un día dejaste de ser Simón. Un día ya no te hacías llamar así. Cada tanto algún amigo cargado de nostalgia, o, simplemente pasado de moda, me pregunta: "che, Negro, ¿qué es de la vida de Simón?" Y yo les digo: "Acaba de nacer. El Simón que conocimos fue un adelanto, una pista, una insinuación... Es esa insinuación la que ha vuelto al origen, a la gestación y es de ese acto supremo reapareció Simón..."





hoy
te saludo,

hola Simón,
cómo estás, gordo,
bombón...

hay
un ejército
de ángeles
de la guarda

al que podés acudir
cuando te sientás mal.

femenino,
masculino,

de amplia edad,

para acompañar
tu errancia,

para ayudarte
a descifrar

algunos signos
complejos

a los que
el mundo
te va a enfrentar.

y vos
lleno de la verdad
que implica tu vida, 

bolita de fuego, 
bolita de calor, 

niño encantador, 
como tu padre


¡Simón!,


y vos...

bueno, a vos

te vamos a entrenar
te vamos a sacar bueno

vas a reconocer lo que vale la pena
y vas a estar siempre envuelto

por el Corazón 
de una Mujer,

Santa 
Protección

Secreto Mayor
el del Amor Incondicional
de la Madre...

de tu Madre,
Simón.








Nos avisaron que crecer era un desafío, que había gente pateando de puntín, pero entrenamos la cara interna, el impacto con rosca, para ponerla arriba, al segundo o al primer palo, según sea la situación y la posición del arquero. 

Nos avisaron que algunos jugaban tirando patadas pero insistimos en aprender a gambetear, con estructuras físicas que tienden a la tosquedad apostamos a la danza y al fortalecimiento de los huesos.

Nos avisaron que había formas de ganar en comodidad y elegimos estar incómodos sabiendo que a través del sacrificio se camina a la verdad.

Nos avisaron y elegimos siempre un comportamiento vital...





ahí estamos,

hermano,

ahí vamos,

mano a mano

hasta el final,

codo a codo

hasta el final,

cabeza a cabeza,

hasta el final...




cuando lleguemos 
a esa gran celebración
que es el cielo,

vamos a moldear
con las nubes
nuestro
árbol
familiar...




y

vamos a cantar,

hermano,


vamos a cantar...


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