martes, 8 de octubre de 2013

amor:


como un capullo
latente en el pecho
regado
por las lágrimas,

alimentado
por el sol
interno,

templado
por la luna
interna,

de pronto

perfumás
la integralidad
de la experiencia

la coloreás,

le das sentido,




mutás

por orden

de los ciclos
naturales,





te marchitás

anunciando

nuevo
florecimiento,


que tendrá
que ser paciente,

esperar,

quitás
el aliento,

secás,

ponés
a prueba

la mente,

los impulsos,

desesperás...


te reniego
en ese marchitar,

te riego,

me pongo
a llorar...

mi sol
arde, 

mi luna
es un espejo
de plata,

mi reir
es

unas veces

un acontecimiento
de hojalata,

y

otras veces

la nota fundamental
en la que orbita
mi canción...

el canto
me salva...

me
gustaría
saber

 qué tenés
que ver
con el
canto

y

qué tiene
que ver
él
con
vos...

se me antoja
creer

que el canto
y vos

son
lo mismo

que el canto
sos vos mismo...



se me antoja
creer

que el caudal 
armónico

es tu 
expresión
sonora...



amor, 

te extraño

adoptando
rostro

de
plenitud,
 
vibrando

en los

cuerpos,

llamando...

te extraño,

seducción exasperante,

entusiasmo

titilante:


una sonrisa y un chiste 

un mate de bienvenida

un tema de conversación
acertado

un baile

una cosquilla

una frutilla 
en la rodilla

una utopía realizable

un saberse acompañado


una noche de verano

una remera en el piso

un partido de truco

una olla llena de arroz


una guitarra

una pileta
iluminada por la luna

un regalo

una charla coyuntural

un relato identitario

ser atraído
y atractivo
al mismo
tiempo
 
un vínculo 
todo futuro 
todo expectativa
 una crítica constructiva

tres cervezas

un farol

una ventana indiscreta

mucho pasto

una hamaca

un nene llorando

un festejo del momento

un marco generacional

una sensación abarcativa

un continentalismo incontenible

un pañuelo...



 la mente 

centrada 
en el corazón...


el corazón
errante

haciendo
equilibrio

en la
intuición...

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