cuando escribo siento que construyo una barca
a la que puede subirse toda la fauna
sin distinción de ningún tipo...
una barca
en la que soportar
el diluvio
de la
ignorancia
afectiva,
intelectiva,
perceptual...
una barca
que nos salve,
que nos repliegue
en la imaginación,
que
nos
otorgue
fe
como un lamparón
imperecedero
en el pecho...
cuando
eso haya
ocurrido,
que la barca
se deshaga,
que
las palabras
vuelvan
al lugar
desde
el que se
proyectan...
(es
cansador
para ellas
asumir
la titánica
tarea...)
y toda
la fauna,
sin distinción
de ningún tipo,
alcance
la paz...
martes, 1 de abril de 2014
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