cuando él insultó
al club de sus amores,
ella respondió:
"Te insto a no agraviar libre y desprejuiciadamente mi Dharma... No por
mí, que aprendí a poner la otra mejilla, sino por vos... No es grato
para nadie andar insultando las pasiones de los demás... Hoy voy a
pedirle al Señor que te otorgue discernimiento, pero, mi compatriota,
vas a tener que trabajarlo un poco vos también..."
él,
que 30 segundos atrás
era un barrabrava enfático,
se transformó
en un niño manso
y no comprendió
si se trató
de un conocimiento
extraordinario
o si apenas fue
un destello
del poder
de lo femenino...
martes, 1 de abril de 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario