Un cine sin carrete ni butacas, y nosotros en el cacho de arena que lo ataja.
Vemos, porque imaginamos, las olas de ocho, nueve metros, el diluvio, el fantasma gigante del viento y los rayos,
todo junto.
Desde allá se nos muestra un pedazo, se nos pide que completemos lo que pasa al fondo, donde el cielo vuelve difusa su relación con el mar disparando hilos de plata.
El espectáculo nos desborda y no se vuelve sino un guiño de totalidad.
Uno de enero del dos mil diez
dos y algo de la mañana
el chespi y yo sentados en la playa
hablando:
del primer destello
de construir un bote
y del mambo de las relaciones.
sábado, 2 de enero de 2010
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6 comentarios:
ay, dios, cómo te gusta Kiarostami!
Usté compite por el post del Bicentenario, el Chiste del Bicentenario, el texto de carilla y media del bicentenario.
Aproveche este año porque al 201 no le va a dar bola nadie...
ay dios.
no pueden ser más que adorables.
chespi, marita y vos.
besos en la cola
a todos.
pura poesía tristán!
una belleza!
si el querido gilles viviera, le diría: siga disfrutando de la imagen-rompimiento.
beso feliz 2010
sin palabras!
genio!
hilos de plata!
genio!
un mostro
gracias a todos. son lo más.
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