miércoles, 11 de mayo de 2011

Rel(p)ato

1

tuc tuc tuc, tres pasos de sonido. Enseguida tuc tuc tuc tuc tuc tuc tuc tuc, Martín para, las piernas algo abiertas, compás sin paz frente a la puerta del último dormitorio, el más al cielo.

La llave gira, chorrean los nervios de Martín, Martincito, tincho, piluqui, ciruela, el ojos en la nuca, martancia. Esa fue la aventura de una mano, la derecha, de las llaves y la transpiración. De la excitación, la aceleración, la acción. La apariencia de unos pocos planos detalle.

La otra es la mano izquierda. Se ve en plano entero (el cuerpo entero en la pantalla), ciruela tiene las piernas algo abiertas, como un compás algo abierto, frente a la puerta, de espalda a cámara. Da medio paso con el cuerpo entero, dentro del plano entero, la mano derecha se oculta rápido delante del abdomen, el espectador busca ángulo, maniobra con el cuello, desiste, entonces los ojos van hacia la mano izquierda, esperan que la luz de acción de la otra refleje en ella, y se encuentran con un volumen colgante. Es… (se van a enterar en la próxima escena, la última, la que va a dar el último punto de expectación, y vaya si será última que transcurre en el último dormitorio, última historia de Martín que se arroje de cabeza en el piletón caliente de las imágenes, clavado que tiene dos escenas definidas: un pasillo y un dormitorio).

2

La puerta está abierta, piluqui parado adentro del dormitorio con una posición muy parecida a la anterior. La diferencia está en detalles y no vamos a ahondar. No hacen a la ira, a la desesperación, a toda emulsión, no hacen a la cara rígida, sonriente, satisfactoria, agente ¿¡de qué!?, del peluche de pato que cuelga, ahora hamacándose, del puño izquierdo de Martancia.

El pecho del pato emite sonidos, son palabras, detalles, todos los otros componentes sonoros son idos. Solo quedan palabretalles que sí hacen a la erupción que es Martincito en este punto: fue al último dormitorio, al más al cielo, ahorcando un pato, adoptó una postura base condensante, regó la alfombra, la nunca regada alfombra con su transpiración y la regaría si fuese necesario con regaderas contenedoras de cualquiera de sus fluídos. El peluche sin pilas, diciendo con el pecho, siendo impávido pato rígido:



“Imaginar un futuro

futúro

abstracto con tareas concretas.

Lo abstracto tiene tareas concretas.


El futuro abstracto

tracciona

el concreto presente.


El presente se construye constituye

de todo pasado acumulado

pasado por acá

más pulsión de época.


El futuro tracciona todo el pasado

toda pulsión.


El futuro se construye, Martancia,

de pasado acumulado más imaginación

voluntad, decisión, interpretación de pulsión,

imaginaciones, voluntades, decisiones, interpretaciones

de pulsión, el futuro aflora y tracciona,

flor mecánica, es el fu

túro con ojos en la nucuac


cuac cuac cuac cuac

cuac cuac cuac quiera

traerme acá como para que no

me escuche nadie

pero no será cuestión

que alguien me escuche y libere.


Yo soy pato y peluche, tengo años

siempre tuve cara igual hablo

con el pecho y sin pilas

soy cuac quiera

me pregunto por mí

pero más por vos:

¿Quién sos? ¿Qué son

todos esos apodos?

¿Tenés pila?

Yo no y hablo,

vos no sé y transpirás

llorás, subís escaleras

me ahorcás y pretendés

abandonar acá. ¿Dónde,

dónde, Ciruela, dónde?

La pila es lujo.


¿Qué pensás del tiempo?

¿El futuro tracciona?

¿Qué te producen

los patos y qué los peluches?


Somos el uno para el otro:

yo tu peluche pato abstracto,

vos mi humano concreto,

y como lo abstracto tiene tareas concretas

monologueo para encontrar mi propósito

ver si esas tareas son compatibles

con tu concreto mundo de concreciones

y les podés sacar algún rédito. Rédito redentor

de mi vida primera y última

justificación.


Quiero que me ames, que nos amemos

y que esa abstracción dominante

que es el amor se concrete en concretas

tardes de mates, enamorados mates,

y bizcochos, enamorados bizcochos.


Quiero conocer todo de voz

las múltiples caras

que dieron lugar a los múltiples

apodos. Algunos más cariñosos

otros más dañinos inventados

por personas que habrán recibido de vos

quizá el mismo estímulo de una u otra manera

de un u otro apodo y quiero conocer

tus apodos futuros

apodos que traccionan

tus pulsivos apodos presentes

tu cúmulo de apodos pasados.


¿Qué es ese rojo de tu piel Martincito?

¿Por qué seguís mojando la alfombra?


No apagues ya apagaste.

No te vayas ya te fuiste.


¿Me escuchás?


Martincho


¡Escuchame!


¿Me escuchás?


¿Cuál es mi propósito

ahora sumido en la oscuridad?


¿Cuál es ahora escuchándome

vos atrás de la puerta?


¿Por qué una puerta

entre nosotros tin?


¿Escuchás mi vos?


Yo escucho tu llanto

y la llave que gira.


Martancio


Qué futuro

tracciona este oscuro

presente este presente

sin nada oscuro y desabastecido

hay olores de un lugar no habitado

y cada vez más lejos tu llanto

que baja las escaleras.


¿Qué pulsión negra es esta?

¿Qué esta negra acumulación de pasado?


¿Me escuchás?


Si me escuchás hacé un ruido

fuerte desde abajo

a la cuenta de uuuno

doooos

treees.


Voy a contar de nuevo

Martancia con nuestro pecho

uuno

dooos

treeees.


Voy a contar abstractos números

que ya no buscan nada

y a vos en tu concreto mundo

de concreciones te representan

monedas para pagar el transporte

público: uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuunnnooooooooooooooooooo

doooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooosssssss

trrrrrrrrrreeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeesssssssssss


Voy a contar abstractos números

que ya no buscan nada

y a voz en tu concreto mundo

de concreciones te representan

concretos números

que siguen buscando algo:

uuuuuuunnnnnnooooooooooo

dooooooooooooooooooooooooooooooooossss

3

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